En julio 2010 conocí la ciudad de Santa María en
Brasil, sus calles, su gente, pero principalmente su feria, el
mayor evento de la economía solidaria en América Latina en su diversidad. La Feria de EcoSOL y FEICOOP.
Esa que se hace con el esfuerzo, compromiso y organización de muchas personas,
que son comunidad en acción.
A pocos días de volver a viajar a Santa María
redacto esta nota. Quiero compartirles algunas palabras escuchadas en esa
primera oportunidad allí, e invitarlos/as a ser protagonistas, tal como me
siento ahora. Para esto citaré la entrevista que realizamos a la Hermana Lourdes
Dill, referente de la organización de la feria, junto a algunos extractos de las
orientaciones generales de la 22ª FEICOOP (Feria Internacional
de Cooperativismo) y la 11ª Feria
Latino Americana de Economía Solidaria, a desarrollarse los días 10 a 12 de julio de 2015, en
Santa María (RS, Brasil), así van preparándose.
“La
economía solidaria hace ferias por las redes, por la calidad de vida, por la
cantidad de vida y por la dignidad del trabajo cooperativizado”, así argumenta la Hermana Lourdes Dill los
encuentros de esta otra economía que ya acontece. Desde
1994 que se realizan estos eventos en Santa María, ciudad que ha llegado a
constituirse en la
Capital Mundial de la Economía Solidaria
y del Cooperativismo Autogestivo. Donde se
abre espacio no sólo a la comercialización solidaria directa, “compartimos
muchos seminarios, muchos talleres, muchos debates, los cuales son momentos de
crecimientos personales y comunitarios, que no paga ningún dinero del mundo. La Feria no acontece por causa
solamente de la venta, no es solo lo que se vende o se ve. La economía
solidaria es mucho más que eso, es una construcción que quiere ayudar al mundo
a crear calidad y cantidad en la vida de las personas”, reafirma la Hermana.
La
coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es una invitación y
problematización constante entre los que hacen y crean la feria. Por ejemplo,
los vicios aprobados socialmente como el tabaco, el alcohol, o los alimentos
dañinos para la salud, son moneda corriente en todos los espacios, sin embargo
en la feria de Santa María no se comercializan. Ni productos con aditivos
químicos o agrotóxicos, no se venden gaseosas ni cervezas industrializadas, y
no se vende tabaco ni se fuma. Motivando, de esta manera, el consumo de
productos naturales, ecológicos, en favor del buen vivir de los productores/as
y consumidores/as.
El agua,
considerada un bien común, tampoco es comercializada y todos acceden a ella. Estos son principios que se llevan adelante en la práctica, son
convicciones que garantizan un clima de fraternidad, “no hay confrontación, no
existen malos intercambios de palabras, es un clima alegre, festivo, jubiloso,
se trocan experiencias y aprendizajes”, describe la hermana Lourdes Dill.
Esta coherencia también es vista en la amplitud de la convocatoria,
desde comunidades indígenas, movimientos y organizaciones sociales y no gubernamentales,
cooperativas, federaciones, redes, universidades, gestores públicos,
pastorales, sindicatos, medios de comunicación y otros, encuentran expresión en
la feria. Y son invitados a ser protagonistas de la organización durante los
días del evento, y también en los tiempos anteriores, pudiendo ser
reproductores y anfitriones activos en la comunicación de la misma. “Cada
uno es protagonista de esta construcción y así se comunica todo en principio”,
responde la Hermana Lourdes
a la pregunta: qué canales de comunicación utilizan. Esta es la práctica más
sencilla y no menos importante de la comunicación popular y comunitaria: el
reconocimiento de que todos somos protagonistas de una construcción colectiva.
Las fichas de inscripción a la feria y a las actividades específicas, como
charlas, caravanas y talleres, ya están disponibles en la web: www.esperancacooesperanca.org.br. Es fundamental que las personas y colectivos que estén
interesados en participar puedan completarlas antes del 30 de mayo.
Todos/as somos parte del proceso, la invitación es a vivenciar “uma Experiência Aprendente e Ensinante”, que comparte la metodología
del FSM
(Foro Social Mundial), y fortalece la construcción de “Otro Mundo
Posible” y de “Otra Economía que ya Acontece”
en el cotidiano de los pueblos. “La economía solidaria de América latina precisa
crecer en un espíritu solidario y de inclusión social, diferente al capitalismo
que concentra, que tiene un pensamiento único. La economía solidaria tiene pensamiento
plural y multiplicador, afirma que otro mundo es posible y otra economía ya
acontece en medio de un pueblo organizado, y por medio de tantas fuerzas vivas
que participan”, expone la
Hermana.
La feria de
2015 continúa con la tarea de hacer visible y fortalecer colectivamente la
construcción de un nuevo modelo de desarrollo solidario, sustentable y
territorial, en pos de una sociedad: socialmente justo, económicamente viable y
ambientalmente saludable, de organización solidaria y cooperativa, políticamente
democrática, por medio de la cultura de la solidaridad y la paz.
140 mil personas pasaban y visitaban la feria de
2010, había 700 puestos de emprendimientos, cooperativas y organizaciones, 5
carpas y 2 galpones formaban el predio ferial y otras 5 carpas presentaban a
los continentes y eran utilizadas para conferencias y charlas. En 2014 el
número de visitante fue de más de 240 mil personas, organizaciones y
emprendimientos de 21 países de 4 continentes y 855 grupos expositores que
representaban a 8300 emprendimientos en red. Si hace falta contabilizar la
economía solidaria estos son algunos de sus números, pero la invitación es a
vivenciar de manera “aprendiente y enseniante” su diversidad.
Por Jimena Sol Ancin